Bubophyllum Rothschildianum, con el nombre completo actual de Bulbophyllum Rothschildianum (O'Brien) J.J. Sm. 1912 SECTION Cirrhopetalum [Lindl.] Rchb.f 1861, es una especie botánica, dedicada por (O’Brien) J.J. Smith, en el momento de su descripción (1912), al banquero inglés Walter Rothschild, gran aficionado y coleccionista de orquídeas de los años 1800. El sinónimo aceptado de esta especie es Cirrhopetalum Rothschildianum O'Brien 1895.
El género Bulbophyllum (Cirrhopetalum) es uno de los géneros con más especies de la familia Orchidaceae, lo que indica que se puede dedicar una colección variada a los ejemplares de este género, cuyos taxones son principalmente aromáticos, aunque algunos aromas no son precisamente delicados o agradables, como es el caso de la especie presentada aquí, donde el perfume, ligeramente fétido, recuerda más bien a quesos fermentados o al olor a pescado fresco, según algunos autores. Este aspecto, aunque puede parecer desalentador para los aficionados, es fácil de pasar por alto, ya que el aroma es muy débil y se compensa con la espectacularidad de las flores, que siempre son múltiples, dispuestas en abanico, al final de los tallos florales largos y aparentemente frágiles, presentando colores intensos, con patrones complejos, contrastes fuertes y formas sorprendentes de tamaño considerable, pudiendo alcanzar fácilmente entre 15 y 17 cm de longitud.
La floración ocurre dos veces al año, entre los meses de mayo - junio y septiembre - octubre y dura 2-3 semanas. Una de las curiosidades específicas es la presencia de un labelo articulado, oscilante, que puede moverse, pendulando con el movimiento del aire, así como el aspecto de los pétalos laterales, que se fusionan parcialmente, en casi toda su longitud, exceptuando la zona basal y abrazan la parte frontal de la flor, aparentemente envolviéndola o rodeándola en una estructura relativamente cónica. El pétalo dorsal, de forma reducida, con punta acuminada, da lugar a una formación que cubre superiormente la columna. Se distinguen gránulos finos, brillantes, dispuestos en toda la superficie de las formaciones principales de la flor, que, observados con instrumentos de aumento, parecen cubiertos con pequeñas perlas - estando también acompañados de protuberancias o hileras de protuberancias o líneas que atraviesan los elementos florales en dirección longitudinal. Como último apunte a la complejidad de las flores de este taxón, los bordes de los pétalos interiores presentan arrugas, pilosidad, con cromática intensa e inserción delicada, que parecen temblar con la más mínima brisa. La mayoría de los patrones presentes a nivel de la flor son de color rojo intenso, granate o carmesí, contrastando con el fondo blanco-verdoso dominante.
La distribución de la especie está generalmente asociada con el sur de Asia, con presencia en China (Yunnan), India (Sikkim, Assam, Arunchan, Pradesh), Myanmar (Birmania), donde habita climas cálidos hasta fríos, en estaciones estrictamente epífitas, en bosques de llanura, a altitudes comprendidas entre 0 y 300 metros.
Los ejemplares generalmente tienen un tamaño reducido, de 12 - 18, ocasionalmente 20 cm de altura, con pseudobulbos ovoideos de 3 - 4 cm, con una sola hoja insertada apicalmente, con longitudes de 12 - 16 cm. Los pseudobulbos están conectados por rizomas rastreros, especialmente prolíficos, con distancias mínimas de 5 cm entre dos formaciones sucesivas, aspecto que facilita la división de las plantas para reproducción, en el momento del cambio del sustrato. Los tallos florales emergen desde la base de los pseudobulbos, tienen porte erecto, portando apicalmente flores múltiples, con disposición umbelada.
La espectacularidad de las flores va acompañada de un crecimiento especialmente fácil, asemejándose en este aspecto a las especies de Phalaenopsis, con las que comparte las mismas exigencias, o más bien la ausencia de ellas; la única diferencia es que Bulbophyllum Rothschildianum prefiere valores de radiación lumínica algo mayores que Phalaenopsis.
Los recipientes de cultivo deben estar generosamente provistos de perforaciones, utilizándose para ello cestas de plástico u otra forma de contenedor que pueda asegurar un drenaje eficiente y rápido del agua, así como la circulación del aire a través del medio de cultivo. Como sustrato, se recomienda ya sea montar sobre placas de corteza, asegurando valores altos de humedad ambiental y riegos diarios, especialmente en la temporada estival, o plantar en macetas tipo cuenco, de poca profundidad, similares a las utilizadas para azaleas, en las que la mitad inferior del recipiente estará provista de sustrato de granulometría gruesa, con compactación reducida, representado por trozos de corcho o corteza de tamaño medio a grande, y la mitad superior completada con sustrato de granulometría fina, de corteza de pino de calibre reducido, virutas de coco, fibra de coco, bolas de arcilla, piedra pómez, cáscaras de cacao (siempre respetando una proporción máxima del 10% del total del sustrato destinado a la sección superior del contenedor, ya que estos representan un medio altamente nutritivo y con alta retención de humedad). El momento para cambiar los recipientes de cultivo y el sustrato se recomienda en cualquier periodo inmediatamente posterior a la floración, cuando se note el inicio del crecimiento vegetativo, señalado por la aparición de raíces nuevas. Para este taxón es necesaria una buena ventilación, ya que, debido a sus altas exigencias de humedad, es susceptible a la aparición de enfermedades, generalmente representadas por podredumbres.
Los valores de radiación lumínica se situarán en el intervalo de 15000 a 25000 lux, con periodos de sombra desde la primavera hasta el otoño, asegurando sin embargo la mayor cantidad de luz posible, siempre que no se observen quemaduras solares en las hojas. Es interesante notar que Bulbophyllum Rothschildianum soporta también niveles bajos de insolación, creciendo vigorosamente y sin presentar problemas en el cultivo, pero requiere necesariamente la presencia de luz intensa para florecer abundantemente.
Desde el punto de vista del factor térmico tampoco se trata de una especie exigente, prefiriendo una media de temperaturas diurnas de verano de 26 ℃ y nocturnas de 19 a 20 ℃, con una diferencia de 7 ℃, para que en invierno la media de temperaturas diurnas baje a 18 - 20 ℃ y las nocturnas a 5 - 7 ℃, con una amplitud de 13 a 14 ℃.
Los riegos se realizarán con relativa frecuencia, aproximadamente de 3 a 5 veces por semana, permitiendo que el sustrato se seque entre riegos sucesivos. Los requerimientos de este taxón respecto a la humedad atmosférica son altos, combinados con la preferencia por riegos frecuentes; el nivel recomendado es del 85% durante el verano y principios de otoño, disminuyendo a 70% con la llegada del frío, para luego llegar al 60% en el período más seco, hacia finales del invierno, manteniéndose este valor durante dos meses. En la temporada de crecimiento se recomienda mantener el sustrato húmedo, pero no mojado.
La aplicación de fertilizantes durante el período de crecimiento se realizará a concentraciones del 25 al 50% de la dosis recomendada por el fabricante, pudiendo utilizarse aquellos con menor contenido de nitrógeno y mayor de fósforo en otoño, para estimular la floración. Se recomienda lavar a fondo el sustrato cada 2-4 semanas para evitar la acumulación de minerales que pueden causar quemaduras químicas en las raíces, especialmente al usar agua con alta dureza.
El período de reposo para este taxón será un intervalo de 1 a 2 meses, al final del invierno, cuando el riego se reducirá, pero no se suspenderá, y la humedad se mantendrá baja en un 60% ya que incluso en esta temporada, Bulbophyllum Rothschildianum necesita un aporte significativo de agua, ya sea mediante pulverizaciones aplicadas por la mañana o riegos ligeros cada 3 semanas. Durante este período, la fertilización se suspenderá por completo.
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